David CopperfieldSegunda Parte: Capítulo VIde Charles Dickens No volví a ver a Uriah Heep hasta el día de la partida de Agnes. Había ido a las oficinas de la diligencia para decirle adiós, y me ...
El cura de vericueto Segunda parte - Capítulo IIIde Leopoldo Alas No sólo el orgullo me incitaba a darle tiempo y forma al barón para cambiar la rueda de la fortuna: también la simpatía que me ...
Vivir entre alambres de espinos se ha hecho habitual en Irlanda.Mairead Corrigan y Betty Williams.En 1976 se concedía el Premio Nobel de la paz a dos mujeres irlandesas completamente desconocidas un ...
El signo de los cuatro Capítulo XII - La extraña historia de Jonathan Smallde Arthur Conan Doyle Aquel inspector que se había quedado en el coche era un hombre muy paciente, porque transcurrió bas ...
Ir por lana... Tipos y paisajesde José María de Pereda - II -Empezó Fonsa su servicio rompiendo mucha vasija y empleando toda su escasa inteligencia en aprender su modesta, pero trascendental ...
La Divina ComediaEl Infierno: Canto XXXIVde Dante Alighieri Satan, atrapado en el noveno círculo del Infierno. (Gustave Doré (1832-1883))William Blake: Inferno, Canto XXXIV, 22-64, Lucifer en la ...
Un amigo en la gran rutaMedia hora después, Miguel Strogoff y Nadia habían abandonado la ciudad de Tomsk.Un cierto número de prisioneros pudo escapar aquella noche de manos de los tártaros, porque ...
Veinte años después: Capítulo XXIII. El abate Scarronde Alejandro Dumas En la calle de Tournelles, había una casa conocida de todos los portaliterasy lacayos de París, a pesar de que no pertenecía a n ...
Introducción«HENOS aquí, después de tantos trabajos, en la sagrada patria de la Hélade ¡Salud, olímpico Zeus ¡Y Apolo ¡Y Afrodita Preparaos, oh musas, a bailar de nuevo, porque nuestros cantos ...
La Flecha NegraLibro Cuartode Robert Louis Stevenson La MadrigueraEl sitio por donde Dick había salido al camino real no estaba lejos de Holywood, y distaba nueve o diez millas de Shoreby-on-the-Till ...
Novelas y cuadros de la vida sur-americana El corazón de la mujer – Mercedesde Soledad Acosta de Samper Voe victis ...Aquella tarde asistimos al entierro de la pobre forastera que mi tío había ...
Juan Martín El Empecinado& 160;: 4de Benito Pérez Galdós -A esos barbilindos que ha tra& 237;do usted -me dijo mos& 233;n Ant& 243;n, mirando hacia abajo como quien est& 225; en lo alto de una torre ...
La fuerza de la sangrede Miguel de Cervantes Saavedra Una noche de las calurosas del verano, volvían de recrearse del río en Toledo un anciano hidalgo con su mujer, un niño pequeño, una hija de edad ...
Capítulo VIII& 160;09Pág. 09 de 31El comendador MendozaJuan ValeraDoña Antonia amaneció con un tremendo jaquecazo, enfermedad a que era muy propensa. Tuvo, pues, que guardar cama y no pudo acompañar ...
Don Segundo Sombra: VIIIde Ricardo Güiraldes En la pampa las impresiones son rápidas, espasmódicas, para luego borrarse en la amplitud del ambiente, sin dejar huella. Así fue como todos los rostros ...
Capítulo III& 160;04Pág. 04 de 35La campana de HuescaAntonio Cánovas del Castillo Comienza a aguarse la fiesta Por lo que no le respetan, por lo que le desacatan. (Romancero) Así como acabó la ...
Veinte años después: Capítulo XLV. Otra reina solicitando auxiliode Alejandro Dumas - Desde por la mañana había enviado Athos un recado a Aramis, enviándoleuna carta por medio de Blasois, que era el ...
Amadeo I& 160;: 17de Benito Pérez Galdós A continuaci& 243;n ver& 225;s, oh lector amable y socarr& 243;n, mi formidable discurso, precedido de un ligero introito descriptivo... Mi hermana y mi padre ...
Don Segundo Sombra: XXIde Ricardo Güiraldes Del día ya no quedaba más que una barra de nubes iluminadas en el horizonte, cuando, por una lomada, enfrentamos los paraísos viejos de una tapera.Don ...
Capítulo XXIII& 160;25Pág. 25 de 33La gaviota (Caballero)Fernán CaballeroEra ya Sevilla teatro demasiado estrecho para las miras ambiciosas y para la sed de aplausos que devoraban el corazón de María ...
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