Los duendes de la camarilla Capítulo XIIIde Benito Pérez Galdós Con las buenas prendas de ropa, nuevas las unas, las otras apenas usadas, que le iba dando Domiciana, llegó a ponerse Lucila tan bien ...
Un faccioso más y algunos frailes menos& 160;: 17de Benito Pérez Galdós La ma& 241;ana del 29 y cuando nadie sospechaba que la muerte del Rey estuviese tan pr& 243;xima, dej& 243; de ser soltero Pipa ...
El Terror de 1824& 160;: 13de Benito Pérez Galdós Al d& 237;a siguiente, despu& 233;s de las doce, entr& 243; Pipa& 243;n en la casa, muy agitado y sudoroso, como hombre que ha subido en pocas horas ...
Doña PerfectaCapítulo VI Donde se ve que puede surgir la desavenencia cuando menos se esperade Benito Pérez Galdós De s& 250;bito se present& 243; el Sr. D. Cayetano Polentinos, hermano pol& 237;tico ...
Los duendes de la camarilla Capítulo XXVde Benito Pérez Galdós Desde su campestre residencia en la Villa del Prado, escribía D. Vicente Halconero cartas dulzonas a la que llamaba su prometida, y esta ...
... 161;Maldito sea & 187;Aplicad el o& 237;do y decidme de d& 243;nde viene ese rumor vago, confuso, extra& 241;o.& ... . Torquemada en la hoguera de Benito Pérez GaldósPrólogo -I - II...
... reseñables, y en primer y destacado lugar, el personal directamente vinculado a la I+D+I que trabaja en Aragón (tabla I). Todo este personal científico e investigador se agrupa...
Doña PerfectaCapítulo VII La desavenencia crecede Benito Pérez Galdós -Puede que creas -indic& 243; do& 241;a Perfecta con ligero acento de vanidad-, que el Sr. D. Inocencio se va a quedar callado ...
La campaña del Maestrazgo& 160;: 28de Benito Pérez Galdós Con sutil ingenio trat& 243; de hacerle ver D. Beltr& 225;n lo disparatado de aquel conceptismo, dando su verdadero valor a las ideas de ...
Juan Martín El Empecinado& 160;: 8de Benito Pérez Galdós Mi compa& 241;ero y yo nos retiramos a nuestro alojamiento, donde disfrut& 225;bamos la compa& 241;& 237;a de los m& 225;s respetables ...
El Terror de 1824& 160;: 20de Benito Pérez Galdós Chaper& 243;n entr& 243; en su despacho con las manos a la espalda, los ojos fijos en el suelo, el ce& 241;o fruncido, el labio inferior montado sob ...
... apuntado, que en la casa de los amos sólo vivían D. Acisclo, doña Luz y su criada Juana. ... en mayo de 1860.<<< A la señora condesa de Gomar - I - II - III - IV - V - VI -...
... le ha entrado el delirio y ha traspasado el mando al teniente del Rey D. Juan Bol& 237;var. Desde que & 193;lvarez ... Nacionales& 160;: Gerona de Benito Pérez GaldósPrólogo -I -II...
... Chrypffa (el Cusano).Antonio Filarete: Tratatto d’Arcbitetura.Iñigo de Mendoza: Coplas de Mingo ... Tlacaelel, rey azteca.Después de la muerte de Cristian I, su hijo Juan pasa a ser...
Napoleón en Chamartín& 160;: 8de Benito Pérez Galdós A la ma& 241;ana siguiente, despu& 233;s que rendido a la fatiga dorm& 237; con sue& 241;o irregular y espantoso durante algunas horas, do& 241;a ...
... Pérez Galdós Pedagogía& 160;: VIIILa mesa de D. Pedro había ido ganando, día por día ... Centeno de Benito Pérez GaldósIntroducción a la Pedagogía: I -II -III -IV -V...
... freno á la voluntad de la Reina consorte , D.ª Mariana de Noeburg, mujer soberbia y codiciosa ... a su afrenta.Cosas de España de Zacarías CasavalFragmento I -Fragmento II -Fragmento...
Vergara Capítulo XXIVde Benito Pérez Galdós -No soy de Cintruénigo, sino de Ablitas -replicó D. Fernando muy cortés, olvidado del lenguaje baturro que en aquella tierra fingía, y adoptando su natural ...
El Terror de 1824& 160;: 3de Benito Pérez Galdós Cuando volvi& 243; en su acuerdo, el buen anciano se encontr& 243; en un lugar que era indudablemente su casa y que sin embargo bien pod& 237;a no ...
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