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El Príncipe y el mendigoCapítulo XXEl príncipe y el ermitañode Mark Twain El alto seto le ocultó muy pronto a la vista de la casa; y entonces, bajo la excitación de un terrible espanto, apeló el niño ...
XXVIII(La de Bringas)de Benito Pérez Galdós Vagaban indolentes por la terraza, como si hicieran tiempo, Pez, Rosalía y la hermana del intendente. Ésta fue a la vivienda del sumiller, y la elegante ...
Esta es la versión para imprimir de La gañanía .Si imprimes esta página, o eliges la opción de Vista preliminar de impresión en tu navegador, verás que desaparecen este cuadro, los encabezados y los ...
La sirenitade Hans Christian Andersen En alta mar el agua es azul como los pétalos de la más hermosa centaura, y clara como el cristal más puro; pero es tan profunda, que sería inútil echar el ancla ...
IntroducciónESTE turbión español, muy discutido en su tierra entonces y casi ignorado en el resto del mundo, incluido en Francia, tan sensible a las glorias artísticas, vivió hasta su último ochenta ...
Esta es la versión para imprimir de Confucio.Si imprimes esta página, o eliges la opción de Vista preliminar de impresión en tu navegador, verás que desaparecen este cuadro, los encabezados y los ...
Cumandáde Juan León Mera Capítulo III - La familia TonganaEn el extenso y abierto ángulo que se forma de la unión del Palora con el Pastaza, y al Sur de aquél, moraba la tribu, o más bien, corta ...
I (15)Pides que me levante. No podré.Tengo las manos y los pies raídosy un féretro de pino por encierro.Lo sé, lo sé, las puertas de la casaya no sirven, igual que las ventanas;es preciso pintar los ...
Esta es la versión para imprimir de Grito de gloria.Si imprimes esta página, o eliges la opción de Vista preliminar de impresión en tu navegador, verás que desaparecen este cuadro, los encabezados y l ...
... José de Larra Introducción Mariano José de Larra -I. Las Claves de Larra -II. Las Dificiles Raices -III. Los Primeros Pasos -IV. El Pobrecito Hablador, en las Batuecas -V. Figaro en el Mundo -VI ...
Ángel Guerra Tercera parte - Capítulo IV – Ensueño dominista de Benito Pérez Galdós IIIDon Juan absorto y Guerra fascinado paráronse en la puerta de la calle, y se miraron. «Pero diga usted, D. Ángel ...
LA familia de Freud sigue creciendo. Tiene ya seis hijos. Tres varones: Ernst, Martin y Oliver, y tres niñas: Mathilde, Sophie y Anna. Había alquilado otro piso en la misma casa, lo que le permitía ...
Historia del Siglo XX. Tomo 7Monografía& 164; & 164; & 164; & 164; & 164; & 164; & 164; & 164;ÍndicePrólogo. La cuenta del tiempoBrasilia, el símbolo de una épocaEl incidente del U-2El terremoto de ...
La tierra de todosde Vicente Blasco Ibáñez IComo todas las mañanas, el marqués de Torrebianca salió tarde de sudormitorio, mostrando cierta inquietud ante la bandeja de plata concartas y periódicos ...
Miguel StrogoffPoco después se abrió el gabinete imperial y un ujier anunció al general Kissoff.-¿Y el correo? -le preguntó con impaciencia el Zar.-Está ahí, señor -respondió el general Kissoff-¿Has ...
La Divina ComediaEl Paraíso: Canto VIIIde Dante Alighieri Solía creer el mundo en su peligroque la bella Chipriota loco amorirradiase, girando en su tercer epiciclo;pues no sólo honor le dabande ...
Los Apostólicos& 160;: 26de Benito Pérez Galdós Deseoso de que su dicha fuera realidad dentro del m& 225;s breve plazo, D. Benigno arregl& 243; sus papeles y pidi& 243; los de Sola que estaban en un ...
El alcázar de Sevillade José María Blanco White Mi paseo favorito, cuando me hallaba de estudiante en Sevilla, era el Alcázar, antigua residencia de los reyes moros y cristianos que fijaron su corte ...
El audaz Capítulo IIIde Benito Pérez Galdós Capítulo III - La sombra de RobespierreIA la hora fijada por el Sr. de Retondo, Muriel tomó el camino de la calle de San Opropio, ansioso de satisfacer su ...
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