... alzó luego, en un extremo de la mesa, rojo el semblante, deshechos sus rizos, suelto el cuello de la camisa y desatacados los pantalones y el chaleco. Tomó el asunto donde lo dejó su padre, y gritó ...
... fina, sin nada de grasa, se mueven en su cara corta aplastada entre frente y mentón, en su cuello desnudo y en sus manos y brazos sin guantes.Ya bastante acostumbrada a Europa, la joven recibe la mano ...
... suave, un trémolo del cabello que iba a parar tras de la oreja, bordeándola graciosamente. El cuello era un presentimiento de la garganta y seno, que no se dejaban ver, pues la pícara tuvo la sutil ...
... lleve tu alma.HamletNo es justo lo que pides... Quita esos (213) dedos de mi cuello, porque aunque no soy precipitado ni colérico; algún riesgo hay en ofenderme, y si eres prudente, debes evitarle ...
... refectorio del mismo virrey El& 237;o, con su cabeza deforme y asustadora, m& 243;vil sobre un cuello corto y morrudo, sus ojos redondos y saltones, sus pelos erizados, su gesto de arrebato implacable ...
... s el quid de que su amiga la sacase de aquel profundo atolladero en que estaba, echole los brazos al cuello y con ahogada voz le deletreó en el oído estas palabras, más lacrimosas que el cenotafio ...
... para sujetarnos al pie las sandalias de madera las llevaríamos, mientras íbamosandando, atadas al cuello.La cuerda grande la tendríamos que dejar abandonada en la barandilla del coronamiento de popa ...
... las ganas de darle a usted más.Lo digo, y lo dijera con cien bocas que tuviera.Le voy a dar una guantada de cuello vuelto. -Mire usted que le podrá salir caro. -Cinco duros (la multa).Aceituna comida ...
... ... Sólo que ahora... Soltó el traje de repente, llegóse a su marido, y le pasó un brazo alrededor del cuello, escondiendo la cara en su pechera como la primera vez que había tenido que abrazarle ...
... es accidente inseparable, que dura lo qué dura la vida: es un lazo, que sí una vez le echais al cuello se vuelve en el nudo gordiano, que si no le corta la guadaña de la muerte, no hay desatarle ...
... el alba. Amo la luz, el pico de la tórtola, la rosa y la campánula, el labio de la virgen y el cuello de la garza. Oh, Dios mío, Dios mío ... Sé que me ama... Cae sobre mi espíritu la noche negra ...
... e mayor artificio.SonetosDe Luis Gálvez de Montalvo al autorMientra del yugo sarracino anduvotu cuello preso y tu cerviz domada,y allí tu alma, al de la fe amarrada,a más rigor, mayor firmeza tuvo ...
... hombre de gallarda estatura, moreno y patilludo, de buena presencia, vestido a lo señor, con americana, cuello almidonado, leontina y bastón, y muy zafio y patán en el aire; Gabriel pensó que sería ...
... ... «Es Mara -dijo Ansúrez con una voz tan baja que sólo pudo escucharla el cuello de su camisa-. Ella es; pero no verdadera, sino fi... sino figurada, como fan... como fantasma...». «Mara -gritó ...
... oprimiendo el botón. Sería fácil, pensó. Vio la brillante hoja hundirse en el grueso cuello del padre, vio la sangre manar y derramarse sobre los papeles y gotear a la alfombra y manchar la impecable ...
... , revestidos con sus más ricos ropajes. Sus gráciles capas de plumas flotaban sobre sus hombros, y su cuello, sus brazos y piernas estaban adornados con profusión de collares y brazaletes de oro ...
... , de límpido azul.En lujosos trenes, tirados por caballos que piafaban orgullosos enarcando el cuello, mostraban su belleza arrogantes mujeres tocadas de caprichosos sombreros multiformes.-En días ...
... necesario hacer el viaje en una ballenera -dijo Amalia.-Y pasar media noche con el agua hasta el cuello para volver a su casa -agregó Florencia, mirando con ojos de reconvención a Daniel.-Y exponerse ...
... su gran capa de pieles, un gorro colorado muy abrigador, se enrolló su bufanda alrededor del cuello y partió."¡Qué terrible tempestad se desencadenaba "La noche era tan negra, que el pequeño Hans ...
... se fuesen a vivir en un piso, como pudiesen, «porque aquí, bajo unas tejas, ellos y tú...». Arcángela se abrazó al cuello de su tío. -Papá -le dijo-, no veo razón ninguna para que se vaya nadie ...
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