... vigor y su resolución, y sentÃa que iba quebrantándola aquella escena penosa y humillante. La piedad, el mismo rubor que la infundÃa la conducta del Duque la turbaban, robándola el ánimo para llevar ...
... lo ofrecÃan a causa de mi virtud, mi clemencia, mi justicia y mi piedad. Desde entonces fui superior a todos en autoridad, pero no tuve más poderes que cualquier otro de los que fueron mis colegas ...
... veces habÃa encontrado ventura, y pálidas sus mejillas, y contristadas todas sus facciones, notó que la piedad embargaba su voluntad, y sintió arder por un momento en su alma el afecto antiguo. Dio ...
... de c& 243;lera-. Eso no es de caballeros, no se& 241;or; ca& 241;onearnos sin piedad destruyendo los parapetos con tanto trabajo levantados, y ponerse en donde no alcanzan las balas de aqu& 237 ...
... cura.»Dos años hacÃa que Julián estudiaba teologÃa, cuando un dÃa, enmedio de sus alardes de piedad, estuvo a punto de venderse a consecuenciade una erupción súbita del fuego que devoraba su alma ...
... o& 237;rle nombrar persona tan aborrecida para m& 237;. He jurado matarle, matarle sin piedad, y me parece que mientras & 233;l viva me est& 225; robando con su aliento la existencia que Dios me dio ...
... podÃas esperar que tu bienamado Hassán, cuya dicha preparabas, ¡oh llena de piedad hubiera de sustraerse a tu dolor tan pronto ¡Pero abriga la certeza de que le verás ¡Tranquiliza, pues, tu alma ...
... ... (SALOMÉ solloza acongojada.) PATERNOY.- (Cortándole la palabra.) Basta... Ten calma y piedad.GASTÓN.- ¡Y tú sancionas con tu autoridad esta indigna ingratitud PATERNOY.- Calma... Si no he ...
... vez, invocando a Dios fervientemente, llamando a sà todo el vigor de sus ideas, y atizando el fuego de piedad que ardÃa en su alma, se dejó pegar, y no articuló protesta ni lamento. Cansáronse ...
... . Hasta le sobraban las dos cincuenta. Traducidas eran semanalmente en ahorros sobre una libreta del Monte de Piedad. Hubiera sido el mozo completa y absolutamente feliz, si en el mundo ello resultara ...
... , de su origen,cuando con ella Dios amanecÃa,y aunque los necios sabios leyes fijen,ve la piedad del alma la anarquÃay que leyes no son las que nos rigen.Sonetos de Miguel de Unamuno De Fuerteventura ...
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