... un jard& 237;n, sin comprender su belleza.& 187;Dios me tocaba a veces el coraz& 243;n, d& 225;ndome ratos de profunda tristeza en los cuales mi conciencia aclar& 225;ndose ante m& 237; con prodigiosa ...
... an ido a incorporarse a la legi& 243;n formada por D. Pedro Agust& 237;n de Ech& 233;varri, ... 241;as durante la conquista de Ja& 233;n. El joven D. Diego Hip& 243;lito F& 233;lix de...
... con su reverendo t& 237;o, el padre D. Celestino Santos del Malvar, uno de los mejores latinos ... de laner& 237;a y pa& 241;oler& 237;a de D. Mauro Requejo, donde se tratar& 225; del...
... oritas la prontitud, el favor ser& 225; doblemente agradecido.& 191;Quiere usted m& 225;s, mi buen D. Jos& 233; Mar& 237;a? Pues no hay m& 225;s, sino que deseamos a usted y a su hermana y las ni& 241 ...
... XIX - Tomo IIde Manuel Ovilo y Otero RÍOS (D. JOSÉ AMADOR DE LOS), INDIVIDUO DE NÚMERO DE LAS REALES ... . Tuvo presentes al escribir esta obra los apuntes de D. Juan Colom y Colom....
... heroico, & 161;qu& 233; horrible crisis conmovi& 243; el alma del pac& 237;fico comerciante D. Benigno no hab& 237;a matado nunca un mosquito; don Benigno no era intr& 233;pido, ni siquiera valiente ...
... IIITambién dice la chismosa Clío que el temperamento de D. Pedro Polo era sanguíneo, tirando a bilioso, de ... de texto. Gran auxilio prestaba a D. Pedro el pasante
... esplendor en tan c& 233;lebre noche. D. Francisco Goya hab& 237;a sido encargado ... ech& 243; al mundo con sus m& 225;gicos colores D. Francisco Goya; porque hasta el buen Pegaso estaba...
... & 243; hacia la puerta de Carmona, yo no s& 233; por d& 243;nde ni en cu& 225;nto tiempo. ... tambi& 233;n sonriendo. Vi brillar el lente de D.& 170; Mar& 237;a Antonia, vi los negros...
... españoles del siglo XIX - Tomo IIde Manuel Ovilo y Otero MONTELLS Y NADAL (D. FRANCISCO), CATEDRÁTICO. Es una desgracia para España el escaso premio que encuentran los hombres entendidos y laboriosos ...
... secreto "la clave" de su sistema de ganancias.Si por ejemplo, era escogida la palabra:f e u d a l i s m o1 2 3 4 5 6 7 ... dar un ejemplo de división así:t e r m i n a d o s1 2 3 4 5 6...
... agarrado, miró a todos lados con el mayor afán; pero no vio lo que buscaba. Susanita había desaparecido, lo mismo que Martín, D. Frutos y Sotillo. El audaz de Benito Pérez GaldósI -II -III -IV -V -VI ...
... , y sujetando el vientre, como si temiera parir en la escalera. Se acostó, e hizo venir a D. Basilio. Exigió un reconocimiento, del cual resultó que no había novedad y que el tremendo trance de Lucina ...
... 241;a?... Quiz& 225;s haya usted conocido al conde de Miralcamp, que es Aransis, al alcalde de Cervera, que es D. Raimundo Aransis. Tambi& 233;n conozco yo en Solsona una monja Aransis, que es hermana ...
... obispo Cauchon… Dejó entrever que el obispo había querido envenenarla y el procurador Juan d’Estivet montó en cólera, para defender a su patrón en presencia de aquellos alarmados ingleses. Insultó ...
... palo de la escoba-, Elenita Cordero ha venido a buscarte para que la acompa& 241;es un poco. Hoy est& 225; sola todo el d& 237;a.-& 191;Y no ha venido nadie m& 225;s?-S& 237;, ha venido tambi& 233;n ...
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... nacido en un pesebre, yendo su madre de Cuerva a Mazarambroz en una fría noche de Febrero. D. Eleuterio contaba el caso con prolijidad; como que acompañaba a su hermana María (ya viuda del Secretario ...
... ? Esta es la cosa más tremenda que se ha visto. ¿Quién ha puesto esta casa? D. José. ¿Quién ha amueblado aquel gabinetito? D. José. ¿Quién viene aquí las tardes y las noches a...
... comida llena de insoportables galicismos. Don Sindulfo soñaba despierto en la hora de comer; y D. Pedro Pérez temblaba al acercarse el tremendo trance de tener que comer sin gana. -¡Ya va un toque ...
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