... intimidan, ni las lágrimas le conmueven. Nunca despliega sus labios; pero cuando la sangre humea en nuestras manos, como cuando los templos se derrumban calcinados por las llamas; cuando las mujeres ...
... re los míos que quiero beber en ellos la muerte en una copa de rubí.IIILA VIRGEN.- Tu aliento humea y abrasa como el aliento de un volcán. Tu mano que busca la mía, tiembla como la hoja en el árbol ...
... palpitantesQue dividió una vez cortante aceroLívido casco de corcel ligeroCon sangre que aún humea.IIDe Nínive en los mágicos pensilesNo suenan ya las arpas cual solíanCuando en pos del crepúsculo ...
... Sevilla.-La montaña está preñada, -dijo Genaro a Fabián.-Sí, sí, -respondió éste-, el volcán humea. De aquí a dos mil años desenterrarán debajo de su erupción a Reina y a Genaro cual a Herculano ...
... , me horrorizala soledad de Dios.Sobre este campo de tenaz pelea,ni un incensario para honrarle humea,ni un altar queda en pie;y a la puerta del Cielo solitariaya no llega el clanior de la plegariani ...
... escribes empujado ya tan sólopor insondables apetencias,como fiera que busca su alimento donde la sangre humea,y allí filos de amordispone ciegamente. Letanías profanas de Jaime García TerrésLa bruja ...
... que las en ruta, vinieron otras obreras a la fábrica. Encendidos están ya los hornillos; el aceite humea dentro de las sartenes. Los vascos, puestos en cadena, corren de mano a mano los bonitos ...
... que las en ruta, vinieron otras obreras a la fábrica. Encendidos están ya los hornillos; el aceite humea dentro de las sartenes. Los vascos, puestos en cadena, corren de mano a mano los bonitos ...
... aterra & 160;la civilización del Mediodía, & 160;la que ha dos siglos incendió a Inglaterra, & 160;la que aún humea en Francia todavía, & 160;la que cunde voraz por la ancha tierra, & 160 ...
... de diez y seis bueyes, dejando abierto al calor del sol naciente el ancho surco que humea; y se va achicando, a lo lejos, el grupo compacto, donde relampaguea, a ratos, el acero gastado de las rejas ...
... , en balde suspiramos por la mítica Jerusalén. ¡Ay de mí , el aromático incienso ya no humea en nuestras aras; arrojamos las trompas; rompimos las cítaras y los salterios; rasgamos las vestiduras ...
... , otro se rompió; ya no necesitaba yo entrar por la puerta -prosiguió el viento-. Dicen que donde humea la chimenea es que se cuece la comida. Allí, empero, la chimenea echaba humo, pero se tragaba ...
... pasos, y una moza garridapone junto a los restos de mi frugal comidael café borbotante que perfuma y humea.La requiebro; se esquiva; alza como al descuido,al trasponer la puerta, la orla del vestido ...
Veinte años después: LXXVII. Fatalidadde Alejandro Dumas En efecto, no bien pronunció Artagnan estas palabras resonó un silbidoen el falucho que ya empezaba a perderse entre la bruma y la oscuridad ...
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