... qu& 233; piensa mi t& 237;o de estas cosas -dijo Monsalud-. & 201;l es un afrancesado rabioso, y desde que el conde de Espa& 241;a le mand& 243; dar de palos en Salamanca, no cesa de decir que ahorcar ...
... en 1224, hay una pintura que lleva por tÃtulo Un perro rabioso muerde a un hombre, en la que vemos a dos campesinos que son atacados por un perro rabioso; al perro lo pinta con lengua...
... el año 2300 a. C., se describe la transmisión de una enfermedad a partir de la saliva de un perro «rabioso», pero es Demócrito en 500 a. C. quien describe por primera vez la rabia canina. Celsus ...
... & 233; -continu& 243; el rapaz-; como Crenom de Dieu, Sacrebleu, exclamaciones que se dicen cuando uno est& 225; rabioso, en vez de & 161;Caracoles & 161;Canastos Do& 241;a Mar& 237;a se levant& 243 ...
... -respondió Danglars, pálido de cólera y de miedo-, os advierto que cuando tengo la desgracia de encontrarme con un dogo rabioso, le mato, y lejos de creerme culpable, pienso que he hecho un servicio ...
... haberle visto en la casa de Delfina y en la tienda de ata& 250;des. Era un carlist& 243;n rabioso, fan& 225;tico, muy cerrado de mollera. Al llegar a una calle, que luego supe se llamabade Caballeros ...
... dardos mis uñas, que más os valiera haber topado con las de un oso hambriento de los de esta sierra, o las de un rabioso lobo de los que la hambre misma suele traer a aullar de noche a las huertas ...
... Ulm en compañÃa de su hija Louise Pelletier, de diez años, mordida por un perro rabioso. Movido por el conocimiento de la milagrosa cura de Meister y Jupiller, Jean Pelletier apela a la intervención ...
... debajo de este arco, suspendido a grandÃsima altura, corre el Tajo espumante y rabioso, tropezando en las peñas de la orilla. Nada hay allà de apacible, como sucede en las márgenes de los demás rÃos ...
... & 243; que no.Felisa fuese tropezando, y por tercera o cuarta vez la ahog& 243; un & 237;mpetu rabioso.Almagro, ya restablecido, entrose una ma& 241;ana en el rancho de la viuda.Felisa le sinti& 243 ...
... dormÃan en la confianza, la sorpresa fue de terror; Coya para salvar a su Ãdolo era un huracán rabioso; Pizarro faltaba a la cabeza de sus compañeros, los castellanos se pusieron en desorden, y Coya ...
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