La Regenta - Capítulo Ide Leopoldo Alas La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles ...
Los tres mosqueterosConclusiónde Alejandro Dumas (padre) El 6 del mes siguiente, el rey, cumpliendo la promesa que había hecho al cardenal de dejar París para volver a La Rochelle, salió de su capital ...
La casa de Bernarda Albade Federico García Lorca Acto IHabitación blanquísima del interior de la casa de Bernarda. Muros gruesos. Puertas en arco con cortinas de yute rematadas con madroños y volantes ...
La Cartuja de Parma: XVIde Stendhal Pues bien exclamó el general al ver a su hermano de Césarla duquesa va a gastarse cien mil escudos para intentéburlarse de mí y que se escape el preso. Pero, por ...
... a la paz ociosa te dispones; presto el regalo blando solicitas. 260Tú, Braín valeroso, ¿no te opones a Mustafá? ¿Por dicha, solicitas también la paz? BAJÁ 1La...
El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha: De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que ...
Crimen y castigo Sexta Parte: Capítulo Vde Fiódor Dostoyevski Raskolnikof le alcanzó y se puso a su lado.‑¿Qué significa esto? ‑exclamó Svidrigailof‑. Ya le he dicho a usted que...‑Esto significa que ...
Capítulo XXII& 160;23Pág. 23 de 27Del frío al fuegoFelipe TrigoCon el ajetreo de anoche, que nos salvó siquiera del carbón, ha habido sujeto que no ha dado rumor de sí (como llámale Pascual al ...
La catedral& 160;: 1de Vicente Blasco Ibáñez Comenzaba a amanecer cuando Gabriel Luna lleg& 243; ante la catedral. En las estrechas calles toledanas todav& 237;a era de noche. La azul claridad del ...
Los cuatro jinetes del Apocalipsisde Vicente Blasco Ibáñez Tercera ParteIII - La GuerraIba ascendiendo don Marcelo por una monta& 241;a cubierta de arboleda.El bosque ofrec& 237;a una tr& 225;gica ...
Capítulo XXIV& 160;25Pág. 25 de 27Del frío al fuegoFelipe TrigoEl mar de la China recobra sus fueros de mal genio y mueve nuestro barco, dejando de ser el cristal inconmovible que hemos corrido cas ...
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El conde de MontecristoCuarta parte: El mayor CavalcantiCapítulo 4de Alejandro Dumas Capítulo cuartoLos fantasmasExaminada por fuera y a simple vista la casa de Auteuil, nada tenía de espléndida, nada ...
Esta es la versión para imprimir de Vergara.Si imprimes esta página, o eliges la opción de Vista preliminar de impresión en tu navegador, verás que desaparecen este cuadro, los encabezados y los ...
Capítulo XXII& 160;24Pág. 24 de 33La gaviota (Caballero)Fernán CaballeroHabía pasado el verano y era llegado septiembre; los días conservaban aún el calor del verano, pero las noches eran ya largas y ...
Ana KareninaTercera parte: Capítulo IVde León Tolstoi El asunto personal que preocupaba a Levin durante su conversación con su hermano era el siguiente: cuando el año pasado, habiendo ido Levin a la ...
Capítulo X& 160;11Pág. 11 de 20Doña MilagrosEmilia Pardo BazánPasaron Carnestolendas, y el mal de mi hija arreció, hasta el extremo, que vi llegada la hora de vencer la debilidad de mi carácter y ...
Grandes esperanzasde Charles Dickens Capítulo XXIXMuy temprano, por la mañana, me levanté y salí. Aún no era tiempo de ir a casa de la señorita Havisham,y por eso di un paseo por el campo, en la ...
Esta es la versión para imprimir de La Andalucía trágica.Si imprimes esta página, o eliges la opción de Vista preliminar de impresión en tu navegador, verás que desaparecen este cuadro, los ...
-¡No sabes lo contenta que estoy de volver a verte, querida mía -dijo la Duquesa, mientras cogía a Alicia cariñosamente del brazo y se la llevaba a pasear con ella.Alicia se alegró de encontrarla de ...
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