... romanas creciera de forma importante.Principalmente desde Augusto (27 a.C.-14 d.C.), pero ya antes en algunas ciudades, el derecho romano se extendió a todos los ámbitos de la vida pública de Hispania ...
... Fern& 225;ndez padece del reuma, le ve D. Pedro Nolasco, que es un gran doctor. A & 233;l ... ;oles que se est& 225;n formando... & 191;a que no sabes d& 243;nde se est& 225;n formando?...
... & 241;a Mar& 237;a conteniendo con grandes esfuerzos los gestos amenazadores, natural expresi& 243;n de su ira. D. Paco se llev& 243; el pa& 241;uelo a los ojos para enjugar una l& 225;grima. In& 233 ...
... permitirse el lujo... -¡Fuera, fuera ¡Que baile D. Quijote -gritó la chusma por cuya moralidad ... personas mayores. Niños y militares, perro chico». D. Casto consultó a su...
... ciencias físico-naturales destacan sobre todo las obras del belga D. Nys y del holandés P. Hoenen. Désiré Nys ( ... central de la Universidad de Lovaina.Antonin D. Sertillanges...
... 225;n velaba; vel& 243; hasta el amanecer, engolfado en severas reflexiones. En tan triste noche, precursora de d& 237;as m& 225;s tristes, el viejo arist& 243;crata, despreciando a su amigo, se sinti ...
... arrancar a esa m& 225;rtir de las garras de los verdugos de Logro& 241;o, me conceptuar& 233; dichoso.Cuando D. Ignacio Mart& 237;nez de Villela se fue, alz& 243; de s& 250;bito la meditabunda frente ...
... acto, el tono grave y ampuloso de Poleró pusieron a D. Jesús Delgado como quien ve visiones. No supo ... no consideraban villana, tratándose de un loco. A D. Jesús parecía que le...
... a Iglesia Mayor. Apenas los vio salir D. Fadrique, se acercó muy determinado, y saludando cortésmente ... ver a V. y a su familia. Buenos días, amigo D. Valentín. Clarita, buenos...
... tiempo, no confesaron m& 225;s que los oficiales... los soldados no.-Dime t& 250;, Sanchico -pregunt& 243; D. Beltr& 225;n inm& 243;vil-. Cuando pasaban esas cosas, & 191;no ca& 237;an del cielo rayos ...
... Capítulo Ide Benito Pérez Galdós Serafinita y D. Buenaventura de LantiguaLo que ahora se refiere ocurrió en ... D. Buenaventura y la Sra. D.ª Serafina...
... de lev& 237;simo carm& 237;n.-& 161;Oh, qu& 233; alegr& 237;a - exclam& 243; D. Pablo-. En todo un a& 241;o no has andado tanto como en estos tres minutos. Mira, Andr& 233;s, c& 243;mo se le colorea ...
... 237;an. Tales eran la confusi& 243;n y anonadamiento de D. Paco, que m& 225;s de una vez se cay& 243 ... su cuerpo? Esta raz& 243;n devolvi& 243; a D. Paco su perdida fuerza dial&...
... 187;.-S& 237;, s& 237;... es cierto... -murmur& 243; D. Beltr& 225;n son& 225;ndose fuerte-. Pero tampoco ... ronse, y no se habl& 243; m& 225;s del asunto hasta dos d& 237;as despu&...
... y elegante narrador, maestro en el arte de dar inter& 233;s al relato m& 225;s sencillo, D. Beltr& 225;n expuso gallardamente lo que sab& 237;a y opinaba; que no todo fue relaci& 243;n de hechos ...
... 191;Y podr& 225; probarse...?-En ello andan. No est& 225;n los palillos en malas manos.Presentose en esto D. Jos& 233; del Milagro con cara tan mustia, que daba l& 225;stima verle. Al llegar a la mesa ...
... estas. El hombre pregunt& 243; en voz alta:-& 191;D. Jaime Servet vive aqu& 237;?Det& 250;vose ... , libre y alegre campi& 241;a inundada de luz, D. Benigno sinti& 243; que la alegr&...
... uno frente al otro, pistola o sable en mano. Comprende que esto no puede ser». Ibero calló. Viéndole D. Fernando en sombría taciturnidad, que no sabía si era meditación o rezo, no quiso interrumpirle ...
... .-& 161;C& 243;mo -exclam& 243; D. Benigno, entregando su mano a los labios y a los h& ... -, que voy a llegar tarde a palacio. Hablaremos esta noche, Sr. D. Benigno, se& 241;ora do&...
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