... sol trasunto puede, asegundando amor, elegiros sucesor del malogrado difunto. 30LUDOVICOEnrique, no oso fiar tanto de mi fortaleza. Si en tan dichoso lugar me pusiese su belleza, que no temiese dudar ...
... tristeza, de desesperación, o disputando mi cuerpo al terrible oso blanco, si mi delito no era más que uno? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¡Spitzberg ... ¡Estoy en el terrible ...
... excitada a causa de las veinticinco guineas, que nada le pareció mejor que celebrar una comida en el Oso Azu1 con aquella ganga, y que el señor Pumblechook, en su carruaje, fuese a buscar a los Hubble ...
... dominar, bajando a gran trote la cuesta.-¡El mismo soy, mama Nerea -dijo con acento cari& 241;oso-. ¡Qu& 233; suerte el encontrarla ... Va a hacerme V. un servicio se& 241;alado cuando yo cre& 237 ...
... rey don Felipe, nuestro señor -Alma Venus gentil, que al tierno arquero -¿Cuál es la causa? -Cuál nunca osó mortal tan alto el vuelo -De sus hermosos ojos, dulcemente -El ímpetu cruel de mi destino ...
... problema, que no es tal problema. Los diputados antillanos se dedican, con muy contadas excepciones, a hacer el oso, o los osos. Unos se van de juerga a cazar liebres; otros son hurones que no salen ...
La desheredadadeBenito Pérez GaldósÍNDICEPrimera parteCapítulo I - Final de otra novelaCapítulo II - La SanguijueleraCapítulo III - PecadoCapítulo IV - El célebre MiquisCapítulo V - Una ...
... -repitió Guevara con la misma calma.-Fernando, te estás poniendo en ridículo; mira como se ríen; estás haciendo el oso -dijo a media voz un amigo suyo.-Apostemos -repitió por tercera vez Fernando ...
... poniendo en ridículo el grueso talle y toscos ademanes de su galán, el cual parecía un enorme oso jugando con una gatita. Aunque afeminado y lleno de afectación, Julián formaba con la otra muchacha ...
... con esa cortedad de genio... Por María Santísima, Máximo, no hagas el oso... Tú no sirves para eso: nunca gustarás a las mujeres».Aun siendo tan poco autorizado quien las hacía, aquellas burlas ...
... animales diferentes: que lobo, que zorro, que jabalí, y hasta hubo quien nombró a un oso... Castrelo a decir que no con la cabeza..., hasta que por último saltó: «Pues ni zorro, ni lobo, ni jabalí ...
... el funeral del amor; no hace más que pelearse sin cesar con su viejo creso escocés, una especie de oso amarillo. Julia está sumergida en dinero hasta el cuello; nunca habla ni sueña con otra cosa ...
... mitad... seis meses -repiti& 243; Carnicero, y su vocecilla sali& 243; de la espelunca de su boca, rugiendo como el oso prehist& 243;rico-. Hagamos hoy nuestra escritura.Tomando el pie de cabr& 243;n ...
... soy el sereno, y hasta aquí callé como un santo, pero muerto el perro... ¡Allá voy -gritó aquel oso del Pirineo, y con su paso de andadura se fue a abrir otra puerta. Un criado bajó a abrirme ...
... a salir del paso, fuera por fuerza, o por mediode alguna estratagema, se replegó sobre sí mismo, como hace el oso acorraladoen su caverna, que sigue con ojos inmóviles aparentemente todoslos gestos ...
... .Selección de cuentos de Leopoldo Alas (Clarín) Doble vía -Dos sabios -El gallo de Sócrates -El oso mayor -El sombrero del cura -En el tren (Alas) -En la droguería -Medalla... de perro chico -Un voto ...
Por el mayor peligro me arrojara,y de las fieras manos de la muertelos despojos seguro arrebatara.& 160;& 160;& 160;& 160;Tú sola puedes levantar mi suertesobre la humana pompa, o derribarlaal centro ...
España sin Rey& 160;: 27de Benito Pérez Galdós & 191;Tendr& 237;a raz& 243;n don Wifredo?... Debe advertirse que si en su vida social no escaseaban las ridiculeces, en su vida & 237;ntima era un santo ...
... inventivas estaban indecisas entre afirmar la existencia de aquel aparato extraño o de un oso en la fábrica de cerveza. Pero ellos estaban tan ocupados en discutir las maravillas que yo ofreciera ...
... rey don Felipe, nuestro señor -Alma Venus gentil, que al tierno arquero -¿Cuál es la causa? -Cuál nunca osó mortal tan alto el vuelo -De sus hermosos ojos, dulcemente -El ímpetu cruel de mi destino ...
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