... escuadr& 243;n, su preferido.All& 237; se manten& 237;a arisca como un coat& 237;, hasta la hora de diana.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV -XV ...
... cabruno.Ya el miliciano hab& 237;a desaparecido del vallecico en que se apeara para arreglar su «apero».Grito de gloria de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... & 241;a, sobre las botas de cuero de puma concolor de Jacinta. ¡Buenos coturnos para una diana cazadora Grito de gloria de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... reinante, una r& 225;faga fr& 237;a de odios y venganzas llegase hasta el fondo de los hogares Grito de gloria de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV -XV ...
... abiertos, y colgando el rebenque en el mango de la daga, respondi& 243; con la mayor calma:-El cuero de una tigra.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... ventanillo, silenciosa, con la barba apoyada en la palma de la mano, las orejas ardiendo y la mirada col& 233;rica.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... caluroso, cuando su voz alegre y vibrante, y el ruido de su break, advirtieron al joven ingeniero de su llegada.Brenda de Eduardo Acevedo DíazPrólogo -Brenda -I -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X ...
... sido portadores de un santo y se& 241;a de guerra o de muerte.¡F& 225;cil era que se hubiese exagerado Grito de gloria de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... gesto muy visible, hac& 237;ase en la boca la se& 241;al de la cruz para ahuyentar al esp& 237;ritu maligno.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV ...
... dirig& 237;an al campo de Oribe; pero no se o& 237;a un grito, y hab& 237;an cesado las detonaciones.Grito de gloria de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV ...
... & 237;as, como hemos visto, propagose hasta la m& 225;s lejana zona el fuego de la insurrecci& 243;n.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV -XV - ...
... d& 233; aqu& 237; todo. Pide sin reservas, negro; pues tus amos no han cambiado en nada desde que te fuiste.Grito de gloria de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII ...
... ado a leer previamente en el fondo de su alma, & 161;y conced& 237;dole el privilegio y la gracia de vencerla Brenda de Eduardo Acevedo DíazPrólogo -Brenda -I -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI ...
... de ese entusiasmo de juventud que remueve fibras ya insensibles en los & 250;ltimos lustros de la existencia.Brenda de Eduardo Acevedo DíazPrólogo -Brenda -I -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X ...
... ligeramente a un lado y un aire lleno de dignidad, Areba se dirig& 237;a al sal& 243;n de recibo.Brenda de Eduardo Acevedo DíazPrólogo -Brenda -I -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... las partidas de la Hermandad, y para holgarse mejor de su luna de miel en lo m& 225;s salvaje de la floresta.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV ...
... & 225;rbitro, que confirme o desvanezca mi visi& 243;n Y rompi& 243; enseguida en menudos fragmentos el papel.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV ...
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