... 241;a. -Mos& 233;n Ant& 243;n -dijo D. Juan Mart& 237;n- tus bravatas y baladronadas me hacen re ... & 250;. & 191;No me conoces? -No a fe -respondi& 243; D. Juan examin& 225;ndole. -No es...
... hab& 237;a en la pared, mir& 243;.-S& 237;, aqu& 237; lo tengo. Buen p& 225;jaro... amigo de D. V& 237;ctor S& 225;ez, el confesor de Su Majestad y del conde de Moy, coronel de guardias. Hay sospechas ...
... del amor. Ambos gemían bajo el peso de una gran aflicción, y no se sabe a qué extremos habrían llegado, si a D. Pito no se le ocurriera prescribir nuevamente la eficaz panacea del olvido. Felizmente ...
... nadie puede pasar por ahí. Ocultose Rotondo, y D. Miguel tiró de la campanilla. Al punto entraron ... despacho quedó otra vez en profundo silencio, y D. Buenaventura apareció de nuevo....
... fuerte cabezada.-Y hay m& 225;s, hay m& 225;s, mi bendita se& 241;ora -dijo D. Beltr& 225;n, anim& 225;ndose con el buen giro que, a su parecer, llevaba el asunto-. En la misma carta dec& 237;a: & 171 ...
... de Benito Pérez Galdós IVÁngel recomendó a D. Pito que no chistase, y subieron y encendieron luz ... estampa, corito metropolitano. Traída la ginebra, D. Pito empezó a alumbrarse, y...
... colocaron a mi padre en la mayordomía de los Lavaderos del Príncipe Pío. -Sí, sí, que eran del Sr. Infante D. Francisco... Administrador, D. Enrique Tajón, el hermano mayor: son tres...
... impertinente... Cepos quedos: Jos& 233; Mar& 237;a, no te metas... D& 233;jalo, d& 233;jalo, y pasa a informar al Sr. D. Fernando de las novedades de esta...
... us pies, siento arder la sangre en mis venas, y no s& 233; qu& 233; dar& 237;a, cr& 233;ame usted, D. Benigno, por hallarme en situaci& 243;n de ense& 241;ar a esos murci& 233;lagos apost& 243;licos c ...
... Benito Pérez Galdós Deseoso de que su dicha fuera realidad dentro del m& 225;s breve plazo, D. Benigno arregl& 243; sus papeles y pidi& 243; los de Sola que estaban en un pueblo del reino de Le& 243;n ...
... despu& 233;s entr& 243; en la sala el memorable D. Diego, conde de Rumblar y de Pe& 241;a Horadada, y con ... osamente; visit& 225;bame lord Gray todos los d& 237;as, y Amaranta y do&...
... capell& 225;n del segundo regimiento de la Guardia, D. V& 237;ctor Ibraim y Coronel, que deseaba ... ;a un quiebro, y tomaba bonitamente el olivo. & 171;& 161;A d& 243;nde habr& 225; ido...
... las convulsas manos la cabeza, como si quisiera arranc& 225;rsela, no dijo una palabra m& 225;s. D. Pedro no le ve& 237;a el rostro.& 171;Ser& 233;nate -le dijo, tocando suavemente sus cabellos, cuyos ...
... y honor correspondientes á deudo tan cercano suyo: las madres de sus abuelos, el Rey D. Fernando el Católico, y el Duque D. Fadrique, fuéron hermanas. Calmadas las cosas de Alemania,...
... de Sandoval, en su ya mencionada Historia) D. Fernando Venegas, D. Miguel de Aragón y Diego López ... de un discurso que el viejo, rico y noble D....
... que me pasa. Cuando mi madre me llam& 243; un d& 237;a, y despu& 233;s de darme dos palmetazos ... 161;Bonit& 237;simo suceso -exclam& 243; con entusiasmo D. Diego-. & 161;Cu& 225;nto...
... ta& 241;e su la& 250;d que se las pela, y la dama le manda d& 233;cimas y quintillas. Ambos est ... casa. No pararon los irritados combatientes hasta que D....
... estudio de Horacio. -¿Qué tal mi niña? -le preguntó D. Lope haciéndole caricias. Y ella, tocando ... pasividad y mansedumbre, al principio agradaron a D. Lope; mas no tardó el buen...
... a esta pobre gente, y les dijo que la guarnici& 243;n y lospaisanos hab& 237;an dejado atr& 225;s en el d& 237;a de hoy a los m& 225;s grandes h& 233;roes de la antig& 252;edad. -& 191;Ha curado ...
... oro de la reacci& 243;n corre que es un gusto.Volviose a o& 237;r otra vez la voz alta y sonora de D. Patricio. Se acercaba de grupo en grupo.-& 191;Qu& 233; me dir& 225;n ustedes a m& 237; -objet ...
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