... Valga para el reinado del Rey nuestro señor D. José Napoleón I»: ya se dignaban oír misa ... , la terrible historia de sus lecciones de equitación.Oigamos a D. Basilio.IIHace diez y...
... Montevideo mandando la división Río-Grandense el conde D. Álvaro Abreu de Itapeby, pariente cercano de mi ... querido y buen padre los males que le amenazan. D. Álvaro es muy...
Los tres mosqueterosEl convento de las Carmelitas de Béthunede Alejandro Dumas (padre) Los grandes criminales llevan con ellos una especie de predestinación que los hace superar todos los obstáculos ...
... gracioso oírles disputar sobre astronomía. D. Pito, que se sabía de memoria la bóveda celeste ... habría dado al lance una terminación funesta, cuando D. Pito, vencido y maltrecho,...
... atenuar el rigor de sus ideas. Se ignora lo que D. Ángel habría hecho si hubiera tenido en ... , y lo encomendó por entero al cuidado de su hermano D. Juan, como se verá en el...
... sepultura. Descansando de la refriega, elogió Ibero la destreza inaudita de Urrea y la de D. Fernando. Iturbide se había portado bien entre los ligeros, y Zoilo, al decir de todos, con extraordinaria ...
... de mística unión -dijo Leré, mordiendo el papelito tantas veces doblado-, no me hace ninguna gracia, amigo D. Ángel. Déjese usted de uniones. -Llámala amistad.-No prodigar vocablos que den a entender ...
... & 237;o, el ataque del enemigo en su posici& 243;n de And& 250;jar, u otra haza& 241;a de la misma harina Un d& 237;a hall& 225;ndonos en Porcuna, y despu& 233;s que se nos uni& 243; el ej& 233;rcito ...
... jurado, no reconoce otro rey que al se& 241;or D. Femando VII. 6 de Febrero de 1810& 187;. Cuando ... por cierto un jamelgo empedernido y seco como D. Pedro, sino un cachorro tiernecito...
... alguna palabra. Gracia, besando el fr& 237;o rostro de D. Alonso, dec& 237;a: & 171;Yo te aseguro que as ... . & 161;Dios m& 237;o, esta obscuridad & 191;En d& 243;nde estamos? & 191;Hay...
... Jusepe Antonio González de Salas; y las tres Musas últimas se imprimieron por cuidado de D. Pedro Alderete de Quevedo y Villegas en 1670. El Autor solo publicó con nombre supuesto las poesías ú obras ...
... los enormes espejuelos montados en plata. Guerra quería quitárselo de encima, echándoselo a don Tomé; D. Francisco mordía un momento el cebo, daba dos hocicadas al bueno del capellán, y volvía después ...
... hoy, doña Luz cumple su propósito. No ha vuelto, y bien se puede afirmar que no volverá nunca, a reunirse con D. Jaime. Doña Luz sigue viviendo en Villafría, muy retirada de todo trato y conversación ...
... momento y Salvador tambi& 233;n.-Tablillas -dijo D. Eugenio-, cuart& 233;ate aqu& 237;, que som ... o les conoc& 237;a.-& 191;Est& 225; durmiendo ya el Sr. D. Felic& 237;simo?-Todav&...
... la infeliz criatura. Justina llamó a su marido para que viese lo que casi por milagro podía pasar. D. Francisco le seguía, inclinándose para verle mejor, y Fabián, ante el éxito de la salmodia, se iba ...
... Ma& 241;ara acerc& 225;ndose al grupo femenino. -D. Diego me ha prometido traerla y la traer& 225; -dijo ... , que parece un almac& 233;n de huesos? Si D. Juan la trae por aqu& 237;,...
... al paso. -Retirémonos, señora condesa -dijo D. Lino-. Esto me huele mal. -No; sigamos, sigamos ... clamores que no se comprendían. -Son borrachos -dijo D. Lino.-¡Dios nos asista Los...
... el General en aquellos días, y su indecisión revelaba la crisis de su ánimo. Dio instrucciones para que D. Diego de León, que operaba en la Solana, ocupase determinados puntos, y para que la división ...
... seco y desabrido de aquella señora. Era la roca árida en que había nacido la negra encina que llamamos D. Pedro Polo. Luego la maldita criada agravaba la situación de Felipe con sus enredosos chismes ...
... recompensa de haber auxiliado a aquel para apoderarse de la corona, hasta que su sucesor el gran rey D. Alfonso II el Casto redimió a los cristianos de tan vergonzoso tributo, gracias a sus brillantes ...
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