... ayudara a apagarla. Era el verdadero paria a quien se negaba la hospitalidad y hasta la sal y el fuego. Para ella jamás había conmiseración, porque se le atribuían todos los infortunios que sufrían ...
... un delantal y diciendo: «Voy a ayudar también». «¡Bien, bravo ¡Viva la cocinera de la sal ». -¿Qué nos va usted a hacer? -La salsa picona.-Háganos usted la olla gorda. -¿Y usted, Amparito ...
... , Levko empezó a tocar la bandurria, y cantó:& 160;El sol está bajo;la noche, cerca;sal a verme,corazoncito mío.-No... Por lo visto se ha dormido de firme..., mi bella de los claros ojos -dijo ...
... fantasía. No hay más Flandes. Ni más que ver ni oír. Hasta ahí pudo llegar. Deshízose como sal en el agua. Tiene los oídos dados a adobar. Hasta el regatón. Ultra desto, Con esta letura. Negocio ...
... ho sus pasiones hasta llega a emplear en su interior el ridículo contra sí mismo; el ridículo, esa sal que se encuentra en el corazón y en el labio de los mortales como uno de tantos preservativos ...
... un mes y veinticinco días de marcha, he devastado las regiones de Elam. Allí he esparcido sal y plantado zarzas. He traído a Asina, como botín, a los hijos de los reyes, a las hermanas de los reyes ...
... es estupendo -rompió en llanto las dos veces que el cardenal Payá le aproximó la sal a los labios.»Ni más ni menos que un niño cualquiera ¡mire usted qué Dios La misma Correspondencia nos cuenta ...
... re las provincias españolas; el hierro de Tierga y Ojos Negros; el azufre de Libros y Zaragoza; la sal común en Remolinos; el manganeso; y las reservas de gas natural de Sabiñánigo y Jaca.IndustriaLa ...
... correspondiente tráfico y venta. En España, aunque ya Alfonso XI de Castilla estableció el monopolio de la sal y Felipe II incorporó las salinas al patrimonio de la Corona, fue en la época de Felipe ...
... ;an de noche no s& 233; qu& 233; sombras que sal& 237;an de aquel negro caser& 237;o. Todos los perros ... de subir al p& 250;lpito. La tropa carlista sal& 237;a de Elizondo. En el centro...
... su gorrito de policía, siempre ladeado, coquetón, sobre sus ondulados cabellos. Había venido a ayudarnos a salvar a Francia, como decía al director del hotel, en la medida de sus débiles fuerzas ...
... & 233;rica-. El blandengue ese parece de metal, y basta a su sustento agua y carne asada con ceniza por sal, cuando se mueve con sus hombres en misi& 243;n de vigilancia.Quince o diecis& 233;is a& 241 ...
... & 237; que me estorba -Mujer, deja en paz a ese caballero. Mira que la armo. -& 161;Sopa sin sal, endino -exclam& 243; la manola mostrando sus dedos cuajados de anillos con piedras falsas-. & 161 ...
... cebolla Cinco dientes de ajo Vino tinto Tomillo y laurel Guindilla Aceite, sal y vinagreProcedimiento1. Cortar la carne en trozos, sazonarla con ajo machacado en el mortero y dejar reposar durante ...
... magníficos establecimientos comerciales, y sus negocios marchan viento en popa. Son comerciantes de sal al por mayor e inmensamente ricos.-¿Y tú qué vendías?-Cada uno su especialidad, cuando recibí ...
... memorable Tres varones y dos hembras, y la casa regida por la madre, una señora de color de sal con pimienta, de ojillos de pescado y larga nariz inquisidora, y la abuela encorvada, sorda y negruzca ...
... , mirando a quién puedo regalárselos...–Muy bien –dijo él mirando súbitamente a la muchacha.–Sal, Duniascha... Ya te llamaré cuando... –ordenó Kitty–. Pero, ¿qué te pasa? –preguntó ...
... de esto. Doña Javiera había puesto en circulación un extraño apotegma: La sabiduría es la sal de los hombres. Cualquiera que fuese el sentido de tal dicharacho, yo atribuía los obsequios de mi vecina ...
... en las ollas, y me reía de los gritos del cocinero y de los gestos de los buenos padres; echaba sal en las camas para que no pudieran dormir, tocaba las campanas a vuelo cuando estaban, a mi entender ...
... . Horacio, denostando tambi& 233;n a su coadjutor, y entonces Bail& 243;n, que era hombre de much& 237;sima sal para tales casos, sac& 243; una navaja tama& 241;a como hoy y ma& 241;ana, y se dej& 243 ...
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