... levitón, cuyos faldones, muy sueltos y movedizos, tenían aires de manteo, parecía un cura de la montaña, sano, pobre, fuerte y contento. Disfrutaba un destino muy humilde en el palacio episcopal ...
... estampido un clarísimo rayo que iluminando el espacio fue a caer sobre un árbol a lo lejos en la montaña. El relámpago fue seguido por una fuerte ráfaga de viento y empezaron a caer gruesas gotas ...
... de carne. Y en un abrir y cerrar los ojos me encontré fuera del valle, sobre la cúspide de una montaña, en el nido del rokh, que se dispuso enseguida a despedazar la carne aquella y mi propia carne ...
... templado y lluvioso, y en las cumbres por encima de los 3 000 m de alt., frío de alta montaña, con nieves perpetuas. La vegetación, que se desarrolla en función de la actividad climática, es de sabana ...
... sus numerosos cuadernos de apuntes, estudia cálculo de hormigón, para lo que se recluye en la montaña, en una choza que ha construido con sus manos, lee cuanto puede sobre arquitectura y construcción ...
... lo que has hecho del corazón que tanto te quería ...Y se echó a llorar, como una montaña de hielo que se hunde, y principia a derretirse.La Corregidora se adelantó hacia ella sin poder contenerse ...
Juan Martín El Empecinado& 160;: 21de Benito Pérez Galdós El Empecinadillo dorm& 237;a a mi lado. Santorcaz me habl& 243; as& 237;: -& 171;Yo soy salamanquino y mi familia es de labradores honrados ...
... se leía: PROHIBO ENTRAR Á DIOS.-Un castillo de piedra, formidable,que á la altitud de una montaña asciende,de la ciudad enmedio se desprende,y allí Caín entró.Tsila llega hasta él, y cariñosa ...
A los pies de Venusde Vicente Blasco Ibáñez Primera Parte& 160;: EL ULTIMO CRUZADOIIIEN EL QUE SE HABLA DEL HIJO DE LA «UNIVERSIDAD» DE CANALS Y DE LA VICTORIOSA BATALLA DE LOS TRES JUANESA los pocos ...
... alas. Seguí corriendo hasta que las fuerzas me abandonaron. Luego, como había llegado al pie de una montaña, me oculté detrás de una roca. Y mi corazón latía de miedo y de cansancio, presa del temor ...
La Batalla de los Arapiles& 160;: 18de Benito Pérez Galdós Un instante despu& 233;s, Jean-Jean entraba conmigo en un aposento que no era ni oscuroni h& 250;medo, como suelen ser los destinados a ...
... increada como vos sois la oposición ídem. No es en ella orgullo, es su corriente, su impulso, su montaña rusa, es la espina de esa rosa: ¡si la hace hasta de mí ... ¿Queréis conocerla? ¿Queréis ...
... , tranquilo como hombre que a nadie teme y cuenta en último término con un refugio en la montaña, volvió al inmediato pueblo en busca de su sobrino, satisfecho de su hazaña.Al tomar al pequeñuelo ...
... , que se acerca lentamenteVOZ DENTROAquí, aquí; ¡qué horror (DON ÁLVARO vuelve en sí, y luego huye hacia la montaña. -Sale el P. GUARDIÁN con la comunidad, que queda asombrada.)P. GUARDIÁN¡Dios ...
... buena hora, el zafio y rudo agricultor, cuando riega su campo, que el agua viene de la vecina montaña, y que se deriva por ocultos caminos del seno de la madre tierra. Pero ¿habría agua si el cielo ...
... ganado, llegaban claros y perceptibles al oído desde los cerros del Mediodía.Cuando en la Montaña amanece entre estos fenómenos de la naturaleza, todo montañés sabe qué viento va a reinar aquel día ...
El Terror de 1824& 160;: 6de Benito Pérez Galdós El triste d& 237;a de la ejecuci& 243;n todo Madrid asisti& 243; a ella, lo mismo los absolutistas rabiosos que los antiguos patriotas, a excepci& 243; ...
La Batalla de los Arapiles& 160;: 1de Benito Pérez Galdós Las siguientes cartas, supliendo ventajosamente mi narraci& 243;n, me permitir& 225;n descansar un poco. Madrid, 14 de marzo. Querido Gabriel ...
nonePág. 007 de 127La lucha por la vida III PrólogoPío Baroja-Tú te habrás escapado de casa, ¿eh?-Yo, no, señor.-¿Adónde vas?-A Barcelona.-¿Así, andando?-No tengo dinero.-Mira, dinos la verdad y te ...
1.250 palabras
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