... cielo desfilaba una nube, y de pronto vio el cometa en el espacio sereno, con su brillante núcleo y su cabellera.Le pareció que lo había visto la víspera, y, sin embargo, mediaba toda una larga vida ...
... de sus galas.Dio a su cutis moreno los tonos broncíneos de las rocas que la recubren; a su espesa cabellera rubia, el oro de las desconchaduras heridas por el sol; a sus ojos, el color de los retoños ...
... árbol está muy encorvado, y las ramas cuelgan hasta casi tocar el suelo, como una larga cabellera verde.En todos los campos de aquellos contornos crecían cereales, tanto centeno como cebada y avena ...
... Inglaterra, tenía veinticinco años. «Era una mujer bien hecha, alta, de tez fresca y cabellera más bien rojiza, la nariz algo prominente, la que se llama romana, los labios finos, un poco apretados ...
... el rabioso Saturnino, y la tapó la boca, tirándola con la mano izquierda de la deshecha cabellera, que con la cabeza colgaba del lecho, para evitarse los mordiscos. La ahogaban. La sofocaban. Mariano ...
... contra los impulsos de su corazón; retiraba de su frente los ásperos mechones de su salvaje cabellera, y se afanaba por ocultar con disimulo debajo de la chaqueta las manchas de vino que afrentaban ...
... , no tenía otra ropa sino la larga camisa de dormir, que descendía hasta el suelo. Con la cabellera tendida, las manos abiertas y cruzadas sobre el seno, como pintan a las Concepciones, los ojos ...
... pestañas, que apenas bastaban a amortiguar la luz de sus pupilas, suya aquella rubias y abundante cabellera que, después de coronar su frente se derramaba por su blanco seno y sus redondas espaldas ...
... mano en ademán altivo y desdeñoso, mientras con la derecha acaricia y sujeta la sedeña cabellera con que juegan las brisas del Chimano, o bien se ajusta el levantado pecho, como para contener y calmar ...
... su cuerpo con misteriosos estremecimientos, extenderse sus brazos, cruz& 225;ndose tras la dorada cabellera con desperezos que hac& 237;an crujir la blanca envoltura, poniendo en voluptuosa tensi ...
... la atractiva cabecita de ojos brillantes que lucían tenuemente entre las oscuras ondas de la cabellera, y que se apoyaba sobre aquel. Levko vio que la movía suavemente, que agitaba la mano y sonreía ...
... cara enorme, de suave color de miel, que arrastraba por entre las estrellas inmediatas su cabellera de resplandores. La luna parecía sonreír a los dos muchachos, que la contemplaban con adoración ...
... nubecillas con primorosos colores y desplegando en todas direcciones madejas de luz, como la dorada cabellera ondeante sobre la cabeza de un niño; la tierra ostenta su riqueza y sus galas; el ruiseñor ...
... él estaba un sujeto flácido, tuerto, el rostro picado de viruelas y reñido con el agua, la cabellera reñida con los peines, trajeado de la manera más fachosa y mísera. Ibero le conoció al instante ...
... , mapas nuevos, llenan mi casa.La música más frívola complace mis oídos.Innumerables, leves,como la cabellera de los astros,giran en torno a mi destino minucias y misterios:Red que la vida me lanza ...
... pobre amo " Y todo el mundo nos seguía. Y las mujeres llevaban descubierto el rostro y la cabellera desmelenada. Y todas gemían y gritaban, llenas de desesperación. Poco a poco se aumentó la comitiva ...
... velera nave, y la haré pedazos en el vinoso ponto.389 Esto me lo refirió Calipso, la de hermosa cabellera, y afirmaba que se lo había oído contar a Hermes, el mensajero.391 Luego que hube llegado ...
... ; un mo& 241;o como se podr& 237;a coger una fruta, tir& 243; de & 233;l y una copiosa cabellera negra se le qued& 243; en la mano, por lo que se dijo que en sus grandezas imitaba a Julio C& 233;sar ...
... boca salían imitaciones groseras de no se sabía qué plantas, pero que a don Pompeyo le recordaban la cabellera rubia y estoposa de alguna miss de circo ecuestre; las cajas de cigarros, unas de madera ...
... de las cuales semejaban garras de leones. En su cráneo espantoso se agitaba de un modo salvaje una cabellera erizada de crines ásperas, como la cola de un asno silvestre. En las cuencas de sus ojos ...
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