... m& 225;s de uno de los fugitivos que derrib& 243; en medio de las tinieblas, sin detenerse en su osada carrera.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV ...
... f& 250;nebre acompa& 241;amiento ech& 243; a andar hacia la casa cuando cerraba ya el crep& 250;sculo.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV -XV - ...
Ismael& 160;: 47de Eduardo Acevedo Díaz Al verse all& 237;, no pudo menos de estarse ... s ronco en los aires un lejano ca& 241;oneo.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII...
... correr& 225; en los a& 241;os, hasta que todo vuelva a su centro, y a& 250;n despu& 233;s...& 161;Esa es la ley Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... hizo desistir del intento, y continu& 243; en pos de los otros, gru& 241;endo, casi col& 233;rico.Grito de gloria de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV -XV ...
... salir:-Observa bien el interior de esas flores, Ra& 250;l, no sea que alguna culebrilla negra se agite dentro.Brenda de Eduardo Acevedo DíazPrólogo -Brenda -I -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI ...
... sable corvo y la caldera y una calabaza de pico enorme y un pedazo de tabaco negro. Las angustias aumentaban.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV ...
... n& 233;rgicos, cual si disputasen la vida a dentelladas y contorsiones furibundas en la pendiente de un abismo Brenda de Eduardo Acevedo DíazPrólogo -Brenda -I -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X ...
... los desiertos y el tipo altivo y errante de un tiempo de transici& 243;n y transformaci& 243;n & 233;tnica.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV -XV ...
... ojo sangriento y los colmillos a la vista, ladrando con furor, cual si se viese acosado por una manada de potros.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... l& 237;vido, ya menos negro, intensa claridad-. El pobre rey de un d& 237;a era cad& 225;ver.Brenda de Eduardo Acevedo DíazPrólogo -Brenda -I -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII - ...
... ;n enorme y confusa se sent& 237;a en el aire, en concierto con el triscar y el resoplido de las bestias.Grito de gloria de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII ...
... fe en el prestigio y en la autoridad que ejerc& 237;a en el pa& 237;s D. Jos& 233; Gervasio Artigas.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV -XV - ...
... el limo del fondo, rebull& 233;ndose con estruendo en medio del cauce para enturbiarlo por alg& 250;n tiempo.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV ...
... 237;a a mujer& 187;.Almagro fue testigo de esta escena, all& 237; pr& 243;ximo en la oscuridad, sin ser visto.Ismael de Eduardo Acevedo DíazI -II -III -IV -V -VI -VII -VIII -IX -X -XI -XII -XIII -XIV ...
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