... cuando s& 243;lo para la aguja sirven: es decir, la envidia.Pues ver& 225;n ustedes ahora continu& 243; D. Marcos -c& 243;mo armo yo el desenlace de tan estupendo suceso. A la ma& 241;ana siguiente h ...
... por 11. Si a esta diferencia le agregamos 11 ( b + 10 c + 100 d +...), múltiplo de 11, obtendremosa - b - 10 ( c + 10 d +...)que dividido por 11, da el mismo residuo que el número N ....
... m& 225;s caballero y m& 225;s generoso que D. Dionisio Alcal& 225; Galiano no ha nacido en el mundo. As ... lenguaje. Despu& 233;s le dijo al guardia marina D. Alonso Butr& 243;n,...
... ;sticos como aquel debieran nacer aqu& 237; todos los d& 237;as, y aunque saliera uno detr& 225;s de ... l padre Rivadeneyra, comparados con & 233;l, ignoraban d& 243;nde ten& 237;an las...
... su cara de corcho ofrecía un aspecto de ferocidad felina que causaba miedo a los transeúntes. Por fin llegaron, y D. Pito se adelantó para subir presuroso y dar a Dulce la buena noticia. Por el ancho ...
... de persiana, al óleo, sin reparar que en la estancia donde así desplegaba su genio artístico dormía el pobrecito D. Tomé. Entre humedades de cal, y colores frescos de aceite pasó el bendito capellán ...
... l hubiera sido pedig& 252;e& 241;o como otros, habr& 237;a obtenido la faja.Como viv& 237;amos tan cerca, casi todos los d& 237;as me ten& 237;an all& 225;. Baraona, que cada vez se inclinaba m& 225;s ...
... , terrible; pero las dos señoras, que sin duda no estaban hechas a miradas de alcalde, soltaron la risa. D. Juan, llamando al alguacil, fulminó al punto una orden, diciéndole corriese a ver qué casta ...
... la mayor actividad. Esto me huele a próxima boda. No diga usted esto a nadie, mi buen D. Fernando, que el Sr. D. Rodrigo me ha encargado la reserva. Dejemos a un lado al noble mayorazgo...
... de pacer para escuchar los cantos de los Salicios y Nemorosos, Mariano dejaba enfriar el café por atender a lo que D. José le refería. «Hoy tampoco la he podido ver -dijo aquel día (abril de 1876 ...
... abnegaci& 243;n y cari& 241;o, el sucesor del bendit& 237;simo p& 225;rroco de Vera, D. Narciso Vidaurre. No me replique, Sr. Hillo, ni me ponga esa cara compungida. C& 225;llese usted y obedezca& 187 ...
... otra cosa; se sent& 237;a libre, quer& 237;a vaciar su coraz& 243;n. & 161;Qu& 233; tormentos Todos los d& 237;as iba hacia la casa azul tr& 233;mulo de esperanza, agitado por la ilusi& 243;n. & 171 ...
... ;speras esta tarde? Pues boquea y ver& 225;s. -D& 233;jenlo, dejen en paz a ese pobre hombre -dijo ... triste? -Dime, & 191;has visto por ah& 237; al Sr. D. Juan de Ma& 241;ara? La...
... despedaza, sigui& 243;: & 171;El se& 241;or D. Adri& 225;n debe saber que este hombre sin ... delitos, anteriores a mi conversi& 243;n, en aquellos d& 237;as en que mi vida era toda...
... , se la puso, enganchando en las orejas las gruesas varillas de plata. Ya era día claro cuando iba D. Francisco por la pendiente arriba de la calle del Pozo Amargo, bien embozado en su manteo, la teja ...
... erdadera revolución social. Detuviéronse. Anochecía ya. D. Juan le miró a la cara, y observó que ... Cardenal; verá qué órdenes le da, ¡canario -Amigo D. Juan, no hay que...
... departamento; pero, en vez de acostarnos, como parecía prudentísimo, habiendo de madrugar al otro día, citamos a cabildo a D. Diego Hurtado de Mendoza, Luis del Mármol Carvajal, Ginés Pérez de Hita ...
... dijo don Manuel riendo-. ¿No ve usted las tareas que se da?... Sea usted imparcial, Sr. D. Teodoro, ¿no hay motivos para que me incomode? Francamente, cuando no hay necesidad de tomarse una molestia ...
... mal f& 237;sico, le dije: -Mande usted a paseo, Sr. D. Pablo, esas vanas imaginaciones que le est& 225;n secando el ... 225;s en eso? -Calla, Andr& 233;s, y d& 233;jame seguir -dijo...
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