... , la única persona que no había desplegado sus labios en toda la noche, el taciturno y comedido D. Jesús Delgado, era quien primero se levantaba, y dando tímidamente las buenas noches, íbase tranquilo ...
... pagaré vence el 19 de Mayo».«El Director vive: Montera, número...».«Sus padrinos son el Coronel y D. Luis».«Murió el señor cura el 10 de Abril».«Recibido de mis Primas3.5001.800600».«Vendí ...
... ya en eso del recomendar, escríbele a Sartorius, o al propio D. Ramón Narváez». A esto observó María Ignacia ... de su amo; y después de mirar al demacrado D. Ventura, que no...
... 237;a tan viva afici& 243;n, que ni en los d& 237;as m& 225;s terribles de su existencia ... aquella misma tarde en el jard& 237;n al infante D. Francisco de Paula, ni& 241;o de pocos a&...
... oye una cosa que se me ocurre. ¿Si ahora se abriera esa puerta y apareciera tu D. Lope...? -¡Ay Tú no conoces a D. Lepe. D. Lepe no viene aquí, ni por...
... una broma, pero que me pongan motes no me gusta. D. Pedro, últimamente, ya no me llamaba por mi nombre ... vino hecho una fiera, se trabó de palabra, con D. Pedro, y por poco se pegan....
... . Ten& 237;a aquel objeto la forma de un pie de cabr& 243;n, y habiendo salido ileso de los escombros de la casa de D. Felic& 237;simo, Pipa& 243;n lo regal& 243; al padre Graci& 225;n como recuerdo ...
... , a veces de inteligente malicia. No se creía D. Santiago infiel a su compromiso de amor por ... ondula en eternal bonanzaCercado de paisajes halagüeños,D. Gerardo tuvo que llevarse el...
... Llegó Vicente un poco tarde con la triste noticia de haber revuelto medio Madrid sin encontrar al sensato D. Bruno. «Mi opinión -dijo el mancebo a su amada-, es que nos lavemos las manos. Hemos hecho ...
... pobre D. Juan y en D. Feliciano». En efecto: miré con disimulo las caras de las víctimas, y vi que a D. ... y mujer salieron, y quedándonos solos con...
... decidido no morirse todavía; pero ya no es aquel D. Beltrán tan ameno y señoril, que fue el encanto de ... prometerme la bienaventuranza eterna si me casaba con D. Rodrigo, y ella...
Veinte años después: Capítulo LIV. La evasiónde Alejandro Dumas No. obstante las muestras de agitación que se advertían en la ciudad, elPalacio Real presentaba a las cinco de la tarde, cuando Artagnan ...
... 241;ora. Esto ocurr& 237;a seg& 250;n los m& 225;s veros& 237;miles datos, al anochecer y dos d& 237;as despu& 233;s de aquel en que do& 241;a Perfecta y Pinz& 243;n hablaron lo que en el anterior cap ...
... regreso a Madrid trataría de volver a su buena gracia (con galicismo y todo). Súpose después que D. Emilio, habiendo recorrido varias pertenencias andaluzas y terrenos que acusaban la capa argentífera ...
... del conde de Cerezuelo, a quien encausaron? -Sí; D. Pablo Muriel. Y precisamente en Alcalá vive ... pasta de chocolate para la jornada. -¿No sabe usted, Sr. D. Cleto -decía a los diez...
... or entero lo cubren... No se ve el suelo: no hay d& 243;nde poner una pieza de dos cuartos. & 191; ... o de coces, murmurando: & 171;Vete, demonio, vete; d& 233;jame& 187;.Pero & 161;ay ...
... veneno DONLUIS (Ap.) ¡Qué crueldad D. BERNARDINO A recibirle lleguemos. (Vase.)MANRIQUE ... Ahora, tío y señor,me dad los invictos brazos.D. BERNARDINO Y serán eternos lazos de...
... s la excelsa, la inacabable y deliciosa vida del esp& 237;ritu... Vamos all& 225;; & 191;en d& 243;nde, en d& 243;nde est& 225; esa bendita horca?& 187;.Hab& 237;a tanta naturalidad en las...
... piezas interiores estaba Dorotea, acompañada de su madre. D. Juan, vencido por el sueño, se había dormido en ... noche anterior había hecho relación con D. Juan, dijo: -Bueno, viejo,...
... y amargado por las añoranzas, presentose Martín Echaide y pronunció el conjuro sibilítico: «D. Fernando, vámonos». Como asimismo le dijese que uno de sus hombres marchaba a Logroño con dos acémilas ...
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